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Kaokoland

El abrupto Kaokoland

Aunque históricamente el Kaokoveld se ha dividido en dos áreas: Damaraland en el sur, y Kaokoland en el norte, muy diferentes entre si para el viajero, oficialmente la región se conoce como Kunene.

Del Kaokoland se dice que es uno de los últimos rincones vírgenes del África austral y es especialemtne conocido por ser el hogar de los himbas, pueblo tradicional y nómada que vive principalmente del pastoreo. Subsisten gracias a sus rebaños de ganado resistentes a la sequía. Sus aldeas se ubican en manantiales de agua que surgen en los lechos secos de los ríos. Pero también es el hogar de una rica vida salvaje, incluida la subespecie de elefantes que se han adaptado especialmente a la vida en el desierto.

Comparada con el resto del país es una región relativamente subdesarrollada debido a su carácter árido, lo que impide toda actividad agrícola. Ello probablemente se debe a su geografía montañosa poco accesible y su aridez que no permiten ninguna forma de agricultura. Kaokoland es un muestrario de colinas erosionadas, surcadas por pistas de arena, que se formaron 300 millones de años atrás por la acumulación de capas de lava fundida. Tras solidificar, quedó con el color rojo-marrón-púrpura que las caracteriza.

Para recorrer los remotos caminos del Kakaoland se necesitan vehículos 4×4, recomendado para algunas áreas en un grupo mínimo de 2 coches completamente equipados. Conviene contar con conductores experimentados y con suministros suficientes para los días de estancia. Otra manera de visitar esta zona  es sobrevolándola en avioneta. Una experiencia realmente maravillosa.

Fauna y Flora:

Dada la baja pluviosidad de la zona, la mayor parte de la flora la componen diferentes tipos de arbustos. Entre ellos destaca los grandes Euphorbia Damara, con hasta 3 metros de diámetro y mas de 1 metro de altura. Este arbusto tiene una savia lechosa y venenosa de color blanco que le protege de los herbívoros, exceptuando del rinoceronte negro y del kudu.

En la región habitan antílopes, babuinos, puerco espines, cebras, orix, gacelas y los nombrados kudus y rinocerontes negros. La organización Save the Rhino Trust opera en esta zona luchando contra la caza furtiva del rinoceronte negro y organiza salidas para poder avistar esta especie en peligro de extinción. También es el hogar de algunas jirafas (aunque son pocas) y de varias familias de elefantes del desierto.

Rara vez se han visto leopardos, leones o guepardos. Se cree que viven algunos pocos felinos en una vasta región. Para los amantes de la ornitología, aquí pueden encontrar un tesoro, ya que hay se encuentran diez especies endémicas: el korhaan moteado (Rüppell´s korhaan), el cálao Monteiro, un tipo de chat endémico, el chat de los herero, el tractrac come-hormigas, etc. Aunque no es endémica, también habitan aquí las impresionantes águilas negras.

Khowarib y Sesfontein:

Una vez pasas Kamanjab y la valla veterinaria, en dirección hacia el norte, la primera sensación que te invade es que has entrado en otro mundo. Los caminos comienzan a ser más abruptos y diferentes pequeñas aldeas de diferentes etnias empiezan a aparecer. Y lleva los ojos abiertos porque cualquiera de las especies salvajes que habitan en esta zona, se puede cruzar en tu camino.

Puntos de destino en esta zona más al sur del Kaokoland, son las pequeñas poblaciones de Khowarib y Sesfontein, ya que ambas ofrecen servicios al viajero: alojamientos (Fort Sesfontein, Khowarib Lodge), gasolinera, y pequeñas tiendas de suministro.

Si tu ruta no te va a llevar hasta las Cataratas Epupa, pasar un par de días en cualquiera de estos lugares, te va a dejar una idea muy clara de lo que es la región del Kaokoland antes de seguir tu ruta en Namibia.

Desde aquí puedes vivir la experiencia de compartir tiempo con los himbas, este pueblo nómada-ganadero, ya que hay un buen número de asentamientos en la región. Y también puedes realizar safaris para explorar la región y buscar la fauna salvaje adaptada al desierto, como las manadas de elefantes adaptados al desierto, que se mueven por el lecho del río Hoanib, sin agua una parte muy importante del año pero donde estos elefantes han aprendido que muy cerca de la superficie, excavando, encuentran agua subterránea.

O salidas de safari guiadas para buscar los rinocerontes que habitan en esta zona.

Opuwo

Opuwo que en herero significa “fin”, es la capital del la región de Kunene. Se encuentra al norte de las montañas Joubert, rodeado de colinas bajas. Opuwo es un pueblo pequeño. Un conglomerado de edificios comerciales rodeados de cabañas cilíndricas llamadas “Rondavels”. En la ciudad viven muchos himbas y hereros.

La llegar a Opuwo, tienes la sensación de estar en el Fart West, con sus calles polvorientas salpicadas con una muy variada representación de etnias, con sus diferentes vestimentas según su cultura.

El nombre de Opuwo se lo dio un comisario de policía, el señor Hugo Hahn. Vino hasta aquí en busca de tierras para construir una oficina. Hugo Hahn llamó a la tierra “Ohopoho Otjitopora” que significa “ellos miran el pozo y el agua viene”. El nombre Otjihinamaparero se cambio por el de Opuwo en 1974 debido a la reforma ortográfica.

En los alrededores hay diferentes alojamientos, en áreas más aisladas que permiten disfrutar una estancia más relajada alejada del bullicio de esta pequeña ciudad, pero lo suficientemente cerca como para tener tiempo de visitarla, pasear y disfrutar de la toma de fotografías de las imágenes coloridas de las diferentes etnias.

La población ofrece un buen nivel de servicios al viajero, con gasolineras, iglesia, hospital, tiendas, una buena panadería, varios talleres, escuela, centro de información e incluso un corto tramo de carretera asfaltada en el centro de la ciudad!!!. En el Kunene Craft Centre podremos comprar obras de arte y artesanía local.

Epupa Falls

Aquellos que deciden visitar el Kaokoland y buscan una experiencia completa, no deben dejar de visitar las Cascadas Epupa.

Se sitúan 145 kilómetros al oeste de Ruacata, donde el río Kunene se abre camino enroscándose entre áridas colinas y las montañas Baynes, permitiendo el crecimiento de bosques lineales de palmeras a su paso. En Epupa, el río se abre en una serie de canales paralelos de 500 metros de ancho. Se forman pequeñas islas, realizando una serie de saltos a lo largo de 1,5 kilómetros. La mayor altura de esos saltos es de 37 metros.

Las Epupa no es solo un sitio maravilloso para ver y fotografiar. Es un gran lugar para darse un baño en una de las piscinas naturales que se han formado poco a poco por las caídas de los torrentes de agua. Hay que tener cuidado al acercarse a los bordes. Si no le apetece darse un baño, podrá sentarse y ver como los himbas se bañan, lavan la ropa y juegan.

Los hipopótamos fueron exterminados, pero todavía hay cocodrilos. Luego el baño sólo es seguro en las zonas que están al lado de las cataratas. No hay grandes mamíferos, pero sí podemos encontrar pequeños mamíferos que viven entre las palmeras. Es una zona rica en avifauna, con una amplia variedad de ejemplares, incluyendo especies como el águila pescadora, Martín pescador, ruiseñores, papamoscas del paraíso, tejedores……

Los 93 kilómetros que hay desde Swartbooi´s Drift a las cascadas, es un tramo precioso que se está volviendo muy popular entre los excursionistas, llamado “La Riviera namibia”.

Valles de Hartmann y Marienfluss

Al oeste de las cascadas Epupa y limitando con la zona norte de la Costa de los Esqueletos, se haya la Zona Protegida de Kaokoland. Dominada por agrestes y escarpados picos, amplias llanuras sembradas de matorrales, la fauna se ha acostumbrado a la vida en esta zona de sequía y asentamientos de cabañas himbas.

Al oeste se encuentran dos de los destinos de más interés: los valles de Hartmann y Marienfluss. Ambos corren de norte a sur desembocando en el río Kunene. El Valle de Hartmann aunque árido, es un lugar muy hermoso. Las montañas y las dunas distantes son de colores pastel, la arena es de color rosa y beige, y el cielo de intenso color azul. Es una zona muy tranquila. Parecerá que estás solo, sin nadie alrededor. Cuando recorres la carretera, cada giro que haces parece ofrecerte unas vistas diferentes a las anteriores, tentándote a fotografiar cada esquina del lugar. De extremo a extremo mide unos 70 kilómetros.

El clima puede cambiar drásticamente. Tan pronto hace un calor abrasador y de repente el valle se cubre con brumas del mar. Si se visita el valle es muy importante intentar minimizar nuestro impacto al medio ambiente. De echo, a la entrada del parque hay un cartel cubierto con vidrio que informa acerca de cómo debemos actuar y de la importancia ecológica.

El valle Marienfluss se extiende entre las pintorescas montañas Otjihipa en el este y las montañas de Hartmann en el oeste. El terreno por el que circularemos con nuestros vehículos, a diferencia del rocoso suelo de Hartmann, esta compuesto por mas arena, con lo que resulta un poco mas cómodo atravesarlo. En el camino podremos encontrarnos con manadas de Springboks y oryx que cruzan la carretera. Llegando al final del valle solo tendremos que hacer frente a algunas dunas antes de encontrarnos con el valle del río Kunene.

El camino para llegar hasta el valle no es nada fácil, en especial se si opta por atravesar el escarpado y traicionero puerto de montaña: “Van-Zyl’s-Pass”. Si se viene desde las Cascadas Epupa hay que coger la D3703 que circula de Okongwati hasta Otjitanda vía Etengwa, donde se inicia el Van-Zyl’s-Pass. Las vistas que ofrece esta panorámica de la extensión desértica son espectaculares. En el camino podremos encontrarnos con comunidades himbas que podremos visitar, como la de Hurros. También podremos observar algunos animales como elefantes, rinocerontes, jirafas, cebras y otros.

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