Artesanía en Victoria Falls, Zimbabwe

Aún recuerdo el momento del embarque en mi vuelo de vuelta de mi primer viaje a Sudáfrica, hace ya, creo demasiados años: cargada hasta los topes y sin saber muy bien como colocar para poder subir al avión todo lo que había comprado!!!! Es muy difícil resistirse a la belleza de la sencillez de la artesanía africana.

Y para mí sigue siéndolo tantos años después: no solo tras muchos viajes a diferentes países de África, sino tras vivir ya unos añitos en Botswana, todavía sigo pegando la nariz en cualquier puesto de artesanía.

Y claro, este día en Victoria Falls no iba a ser una excepción. Decidí que por la mañana, antes de que llegara mi conductor para llevarme de vuelta a Kasane en Botswana, desde donde tendría que volver a mi casa en Maun, me daría una vuelta por el mercado de artesanía que está a poco más de 10 mn andando desde mi hotel, The Kingdom.

Mi primera parada fue para una foto al Zambezi Tram, que descansaba indolente en los raíles. Bueno, ya veis que no sólo el tranvía estaba relajado!!!! Es una actividad que no me dio tiempo a hacer, pero seguro que vale la pena: subir a este tranvía con esa imagen decimonónica, que te lleva desde la ciudad hasta el icónico puente de hierro sobre la Garganta Batoka, en tierra de nadie, en medio de la frontera entre Zambia y Ziimbabwe, desde donde puedes ver las Cataratas Victoria. Y si eliges una de las últimas salidas, también disfrutarás de una bella de puesta de sol sobre este escenario natural único.

A mi llegada al mercado de artesanía, la primera imagen que recibí me hizo pensar que en realidad yo lo habría denominado Museo al Aire Libre: cientos de estatuas se mostraban ante mí de una forma no muy ordenada, pero creando un bello caos que hacía difícil detener los ojos en un objeto en concreto.

Lloviznaba y no había gente. Y el momento en que me paré a observar de forma más detenida algunas de las esculturas, rápidamente Gugulethu apareció para ayudarme con mis posibles compras. La verdad es que fue un guía excelente a través de aquel caos de bellos objetos, figuras y estatuas. Si algún día vais, no dejéis de preguntar por él.

Con Gugulethu realicé un extenso recorrido y  me dio una amplia información. Todos los objetos expuestos son realizados por diferentes artesanos en aldeas, y los llevan allí, donde como importante punto turístico, se concentran los compradores. Pero también tuve la suerte de ver artesanos trabajando y ser testigo de una parte del proceso de esculpido y acabado.

Una parte importante de estas esculturas se realizan con «black serpentine» o ·roca del Zambezi. Gugulethu me explicaba que era un tipo de roca que desde siempre había sido utilizado por los locales en las aldeas, y qué simplemente se buscaba y se recogía en los alrededores del río Zambezi. Pero que en la actualidad los artesanos tenían que pagar por recoger esa roca y utilizarla para sus esculturas.

Tras estas explicaciones y paseo entre las esculturas de ese Museo al Aire Libre, Gugulethu me acompañó muy orgulloso a un pequeño pabellón, rústicamente construido con paredes y techo de chapa corrugada, donde en baldas construidas con todo tipo de materiales, reposaba una completísima representación de la vida salvaje africana, mostrando una amplia gama de colores, según el material utilizado para su creación.

Y acariciando cada una de las piezas, me fue mostrando los diferentes materiales: «butter jet», «vediat», «labido light», «leopard rock», «dolomite» y «malaquite», esta última especialmente cara porque no se puede conseguir en Zimbabwe, y la traen de Zambia y Congo.

Seguro estos nombres tienen una traducción al español. Pero dado que yo disto mucho de tener conocimientos de este tema, y qué Gugulethu me dió los nombres coloquiales y familiares para él, prefiero dejarlos como él los mencionó. Dolomita y malaquita están claros, pero el resto….

Pero por supuesto, también la madera tiene un lugar importante en este mercado de artesanía. Y Gugulethu me acompañó al pabellón anexo donde se exhibe y vende todo tipo de objetos de madera. Y aquí, Nimrod, su hermana y persona responable en la sección de madera, fue mi guía.

Expertos talladores, que han aprendido por el ancestral método de pasar conocimientos de generación en generación, convierten todo tipo de maderas en una amplia representación de la fauna africana: madera de olivo, de teca, de ébano, «iron wood» (lo siento pero desconozco que madera es)…

Y no sólo la fauna africana cubría las estanterías, sino todo tipo de fuentes y utensilios de cocina, que tradicionalmente han sido construidos para ser utilizados en la vida del día a día en las aldeas, y que ahora también se producen con una decoración más cuidada para ser vendidos como recuerdo a los viajeros.

Finalmente los dos hermanos, me llevaron a una sección donde los artículos de madera presentaban una decoración diferente. Lo primero que me enseñaron fue este pequeño amuleto hecho en madera. Representa a Nyaminyami, el Dios del Río.

Los «makisi», las primeras personas que se instalaron en esta zona, cerca de las Cataratas y el río Zambezi, siempre lo llevaban para protegerse de la furia del río.

Así que Gugulethu y Nimrod, me insistieron que recomendara a todo el mundo comprar uno y llevarlo si se van a realizar actividades peligrosas en el río, como puenting, tirolina, rafting…. No lo olvidéis!!!

Cuando ya me estaba despidiendo, y recogiendo mis pequeñas compras, admirando las telas y otros objetos, mis ojos pararon en un pequeño rincón, un poco escondido en la tienda, pero que debería tener más relevancia, por el valor de la imaginación y la creatividad: latas de bebida convertidas en jirafas!!!