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Hacia Namaqualand

Pues llegaba el día de iniciar la ruta hacia el Parque Nacional Namaqua, parte de la región de Namqualand, el objetivo principal de este viaje.

La región del Karoo, que se califica como “semi-desértica” hay un momento del año que en la subregión de Namaqualand se cubre con una alfombra de colores por el fenómeno de la floración. Azules, morados, naranjas, rojos, amarillos…. Aparecen por doquier en una región que durante el resto del año se muestra árida y dura a la vista.

Esta explosión floral se produce normalmente entre la segunda quincena de Agosto y la primera quincena de Septiembre. Pero la naturaleza no tiene exactamente una agenda con calendario cerrado. Y este fenómeno está condicionado al nivel y al momento de las lluvias, por lo que no siempre es fácil acertar con que tu llegada coincida con el momento álgido de la floración. La mayoría de las especies de plantas que florecen en el Karoo, tienen una duración muy corta de floración.

El parque Nacional Namaqua es uno de los lugares donde esta floración se produce de una forma más concentrada. Pero lo cierto es que toda la carretera que sigues desde las Augrabies atraviesa la región del Karoo, y ya durante la ruta, encuentras numerosos lugares que ofrecen una vista maravillosa con el contraste de las rocas, las colinas, y el colorido de las flores.

Si alguna vez realizas esta ruta, y tienes que cubrir estos alrededor de 370 km, te recomiendo que planifiques el día entero para recorrerlos, porque si eres amante de la fotografía, de la naturaleza y en particular de la botánica, querrás parar muchas veces, porque la variedad de especies botánicas es tal, que las imágenes te llaman constantemente a bajarte del coche y disparar con tu cámara.

Llegando a Namaqualand

Y así con numerosas paradas en carretera y numerosas tomas de fotos, atravesando parte de la región de Namaqualand, cubrir esos 370 km, que con buena carretera se tardan en recorrer algo menos de 4 horas, me llevó prácticamente el día completo. Estaba llegando a la región del Parque Nacional Namaqua sobre las 16.30.

Por cuestiones logísticas, había decidido que no me alojaría en uno de los campamentos dentro del parque, sino que elegí un hotel en la cercana población de Kamieskron. Según llegaba a la zona, decidí que lo mejor sería explorar el último rato del día el Parque Nacional Namaqua, antes de que cerraran a las 18.00, y después ya me dirigiría al hotel, donde con llegar para darme una ducha y cenar, ya era más que suficiente.

Y bueno, aquí apareció uno de esos momentos que se pueden calificar como de «gajes del oficio» del viajero. Siguiendo el GPS hasta la puerta de entrada al parque terminé en una granja!!!! Pero como tantas veces mientras viajas, encuentras gente agradable, que a pesar de que les invades su espacio, te miran, sonríen, y tras el momento de desconcierto ante un coche con gente foránea entrando en su granja, te explican que hace unos años los límites y punto de acceso al parque ciertamente estaban allí, pero eso cambió.

Con sus indicaciones tuve que retroceder unos kilómetros y finalmente encontré la puerta de acceso al Parque de Namaqualand. Con este pequeño incidente se había hecho demasiado tarde, pero al menos me sirvió para ubicarme y recoger toda la información para mi exploración del día siguiente. Aún tuve tiempo de alguna foto rápida antes de que la luz desapareciera.

Explorando el Parque de Namaqua

Bueno, esa rápida visita a última hora de la tarde, antes de ir al hotel, me sirvió para afinar un poco la información que ya llevaba y recoger mapas de posibles rutas para el día siguiente. Esto me permitió moverme más rápido por la mañana.

Existen varias rutas de trekking que se pueden realizar en este parque que protege una parte importante de Namaqualand, como la ruta circular Skilpad de unos 5 km, o la ruta Korhaan, de 3 km. Ambas empiezan desde las oficinas del Parque, puerta de Skilpad, aunque exploran áreas distintas. La ruta Skilpad sigue terreno más abierto y te da excelentes vistas de llanuras cubiertas por extensas alfombras de flores, sobre todo «daisys», o como nosotros las conocemos, «margaritas» de variados colores, aunque hay una importante prevalencia del color naranja. La ruta Korhaan, que se inicia en el mismo punto es algo más corta y se adentra en áreas más boscosas, por lo que no ofrece esas vastas vistas de carpetas florales, pero hay muchas más especies de flores.

Explorar la ruta Skilpad me llevo unas 2 horas y media. Dan ganas de lanzarse a corretear entre las flores, saltando entre ellas, como de niños hemos visto hacer a un montón de personajes en clips de dibujos animados!!!

La siguiente opción elegida para ese día fue seguir la «Ruta Caracal«, viable sólo conduciendo un 4×4. Por supuesto la descripción de la ruta que aparecía en el mapa que nos dieron en las oficinas del Parque Nacional me atrajo muchísimo: atravesar montañas, pasos de montaña, llegar a valles, bordear la costa con sus dunas…. No pensáis que llama mucho para los que nos encanta la naturaleza y la conducción 4×4?

Todo este área de la región de Namaqualand aún estaba, y sige estando, en fase de reconversión. O sea, las antiguas granjas que habían ocupado esta región aún presentaban algunas zonas con las vallas que las delimitaban antes de incorporar estos terrenos al Parque Nacional.

Me habían asegurado que si bien realmente era necesario un 4×4 para poder cubrir algunas de las secciones del itinerario, la conducción no era excesivamente difícil.

Y con toda esta información, unos sandwiches y bebidas para el día, nos pusimos en marcha. Toda la información que nos dieron fue muy correcta y acertada. Tras un inicio un poco más sencillo, enseguida nos vimos metidos en montañas no demasiado altas, pero siguiendo caminos que en algunas áreas parecían absolutas torrenteras y por los que no resultaba fácil saber exactamente por donde debías pasar las ruedas sin el riesgo que se quedará encajada en las hoquedades que se habían quedado marcadas en el camino.

Y siguiendo esos pasos de montaña, había momentos en los que estabas arriba y al levantar la vista un poco, me daba cuenta que habientdo tenido toda mi atención centrada en el camino y ver por donde pasaba las ruedas, no me había dado cuenta de la altura que habíamos ascendido y que el camino en el que estábamos se desbordada a derecha e izquierda en laderas que caían, en algunas ocasiones de forma un poco abrupta.

Y por supuesto, nadie más!!!! Durante las aproximadamente 6 horas que estuvimos conduciendo atravesando montañas, pasos de montaña, valles de la región de Namaqualand… no vimos ni un sólo coche, ni un sólo ser humano. Sólo paisajes espectaculares, una increíble variedad de flores de todos los colores y formas, en este terreno más montañoso macizos más aislados, sin encontrar las grandes extensiones de alfombras que habíamos visto en las zonas más bajas en la mañana.

Y encontrando algunos de los restos de las antiguas granjas. Cuándo y por qué alguien se estableció aquí, en medio de una montaña, en medio de la nada, tan alejado de cualquie núcleo urbano?

Debo decir que en algún momento empecé a pensar que no veía el final a esas montañas, y el día avanzaba. Por supuesto el GPS estaba un poquito descolocado y no nos daba una información muy clara de por dónde andábamos. Pero también es cierto que estábamos en un camino que seguía y seguía, sin bifurcaciones, así que pensé que no había de qué preocuparse, y que en algún momento llegaríamos a algún sitio desde el que podríamos ubicarnos donde estábamos realmente para poder regresar al hotel.

Y esta lógica no falló. En algún momento el camino empezó a descender, empezamos a ver como espacios abiertos se mostraban frente a nosotros, y por fin apareció una pequeña aldea que nuestro GPS ya reconoció y a partir de ahí comenzó a indicarnos la ruta de regreso a nuestro hotel.

Realmente invertir este día en explorar esta «Ruta Caracal» a través de las montañas del Parque Nacional Namaqua, mereció la pena.

Llegamos al hotel sobre las 6 de la tarde, con las últimas luces del día. Y bueno, hasta ahora no había tenido tiempo de «analizar» el hotel más allá de las habitaciones y el comedor. Un edificio de casi 100 años de antigüedad, que se construyó en 1925, de una sola planta, y en el que sus 24 habitaciones se abren siguiendo largos pasillos. Las habitaciones sencillas, pero cómodas.

Y sobre todo después de haber cumplido el objetivo de explorar la región, creo que fue cuando me di cuenta que el hotel segregaba un aroma de historia, un aroma de vidas vividas entre sus paredes, de muchas cosas acontecidas aquí… Y me apeteció explorar un poco alrededor de sus muros.

Y así encontré una parte trasera, una especie de trastero al aire libre, donde se habían ido depositando objetos que habían tenido un uso en otro tiempo y que en la actualidad no tienen cabida en nuestra forma de vida del siglo XXI, salvo como objetos de decoración, las tan apreciadas «antigüedades».

En mis viajes por Sudáfrica he tenido oportunidad de darme cuenta cuanto aprecian los sudafricanos blancos todos los objetos que sirvieron y fueron útiles a las generaciones de sus predecesores y la enorme tendencia a conservarlos como parte de su entorno diario.

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