Mombo, la cuarta generación

Para la gente que no sabe demasiado sobre Botswana, puede ser que escuchar la palabra “Mombo” no les diga demasiado, salvo que “suena africano”.

Pero sin saberlo, las imágenes de la concesión de Mombo, escenario de numerosos documentales de vida salvaje, estarán en la retina de muchas personas. Y la palabra en Botswana “Mombo” es sinónimo de muchas cosas: de área privilegiada para la vida salvaje, de la historia de la evolución del turismo en Botswana, y sin duda alguna, sinónimo del esfuerzo por la conservación.

A finales de los 70, la isla de Mombo, ubicada en el Delta del Okavango, al norte de Chief’s Island, era conocida sólo por unos pocos aventureros. Pero la fama de la zona como una de las regiones más fértiles del Delta del Okavango fue creciendo, y a finales de los 80, esta remota localización ya se había posicionado en la mente de muchos como uno de los lugares más privilegiados en términos de presencia de vida salvaje africana.

El primer Mombo

En 1984, la isla de Mombo era parte de una concesión designada como zona de caza, y un campamento básico a base de estructura de caña y lona, fue construido para dar alojamiento a los cazadores que venían a esta zona.

Pero cuando el turismo fotográfico comenzó a despegar, los gestores de la concesión reconvirtieron Mombo en un camp sencillo para alojar participantes en safaris fotográficos.

Como es lógico, tras años de caza en la zona, las experiencias iniciales de safari fotográfico se enfrentaron a unos animales esquivos a permitir que vehículos y humanos estuvieran cerca. Pero aún así, los avistamientos en la zona eran memorables, y la fama de Mombo creció entre un tipo de viajeros que buscaban el acercamiento a la vida salvaje, su observación, y capturar la esencia con sus cámaras.

El segundo Mombo

En 1991 la zona pasó a estar bajo la gerencia de Wilderness Safaris, empresa bien conocida por su gestión de numerosas zonas en África, siempre muy comprometidos con la conservación y la integración de las comunidades locales en la gestión de estas áreas de vida salvaje.

La primera decisión fue mejorar el camp, aunque fue paso a paso y con pocos recursos: ellos mismos recuerdan como hacer un safari con los 2 únicos y viejecitos Land Rover con los que contaban era toda una aventura, parte de la cual eran las averías de los coches!!!

Pero el aún muy básico alojamiento, incluso después de la mejora, y las básicas condiciones, no desanimaron a los amantes del safari, porque estos privilegiados vivieron en  aquellos momentos una inmersión en un área remota, que además, con el paso del tiempo, les fue premiando con la confianza que los animales cogían ante la proximidad de los vehículos, ya que los disparos habían desaparecido.

Y el nombre original por el que los antiguos baYei conocían la zona, “el lugar de la abundancia” recobró todo su significado.

El tercer Mombo

En 1999 Wilderness obtuvo permiso para reubicar el camp dentro de la Concesion de Mombo a un lugar que fuera accesible durante todo el año, y se comenzó la construcción del complejo formado por Mombo Camp
y Little Mombo Camp.

Los nuevos camps se consturyeron ya con un enfoque total al lujo y utilizando como base de la localización una bella llanura aluvial, siempre repleta de vida salvaje. La apertura oficial de este “Tercer Mombo” fue en Junio del 2000.

Hubo algunos rechazos inicialmente al enfoque de rodear de un hálito de lujo un alojamiento en un área tan remota, y tan asociada en la mente de algunos a exploradores y aventureros, aportando la crítica de que algo así “arruinaría el espíritu del Okavango”.

Pero el resultado final de Mombo, conseguido con conceptos puros de ecoturismo, terminó por acallar estas voces. Y la propuesta al Gobierno de Botswana de utilizar esta área para la reintroducción del rinoceronte en el Delta del Okavango, puso el apoyo final que todo el proyecto de Mombo podía necesitar.

Así en Botswana, Mombo y rinoceronte, se han convertido en sinónimos. Y a fecha de hoy, todos los que sin haber tenido nada que ver en este proyecto, vemos los resultados conseguidos y el éxito de la reinserción del rinoceronte, estamos agradecidos.

La cuarta generación: Mombo hoy

Con todo este camino recorrido, y una larga lista de éxitos conseguidos en el terreno de la conservación, muy recientemente ha llegado la nueva versión de Mombo, en la que el lujo se ha llevado a una expresión muy elevada, pero con un concepto que no ha perdido para nada la filosofía aprendida de la experiencia de lo mucho que aporta la conservación del entorno.

La concesión de Mombo, en el Delta del Okavango, continúa siendo “el lugar de la abundancia”, en una ubicación extremadamente remota.

Y los que lo pueden disfrutar, respirarán la virginidad del lugar dentro de una pequeña burbuja de gran lujo, que ha sido creada muy porosa para que el prístino ambiente de este privilegiado rincón de nuestro planeta siga llegando a los que durante unos días se alojan y viven aquí una inolvidable experiencia de safari.